lunes, 27 de febrero de 2017

Roma, día 1º

Muy buenas, familia.

A este primer día no le hemos podido sacar más jugo; teniendo en cuenta que lo empezamos a las seis de la mañana en la biblioteca de Gabriel y Galán, en Salamanca, y lo terminamos ya pasadas las doce de la noche cuando entramos en nuestro hotel de Roma.

El viaje hasta Madrid ha sido tranquilo, sobre todo si ibas solo pendiente de la carretera, como era el caso de nuestro conductor, porque dentro el ambiente era el de las grandes ocasiones que se dice en el fútbol. Canciones a pleno pulmón, partidas de cartas emocionantísimas, incluso se dice que algunos han conseguido dormir. Otros no hemos tenido tanta suerte.

Ya en el aeropuerto, la facturación ha sido relativamente rápida, y enseguida a comprobar el resultado del sorteo de las plazas: que si a mí me ha tocado solo, que si alguien me cambia el sitio, que necesito retorcer la mano de alguien mientras despegamos, que yo prefiero que no me molesten mientras sufro en silencio, que yo en lugar de sufrir en silencio prefiero decir todas las barbaridades que se me ocurran sobre los aviones y su porcentaje de efectividad…

Nos aproximamos al control de acceso a la zona de embarque, con el fastidio de siempre: de repente, el arco pita, y pita, y no se sabe por qué. Y te encuentras a chavales de 16 y 17 años siendo cacheados y pasados por detectores de sustancias explosivas mientras tú tienes que dar el consentimiento para que eso se haga. Como si tuvieras elección. Todo sea por nuestra seguridad. ¿Todo sea por nuestra seguridad?

Un largo paseo por las entrañas de la T2 nos lleva hasta la puerta E78 que, como si fuéramos el pequeño mago de la marca en la frente, lleve nuestros sueños hasta el mismo centro de Roma en poco más de dos horas. Poco más de 45 minutos para romper la pantalla de un teléfono que increíblemente sigue funcionando, desparramar una bolsa entera de bolitas de chocolate por el suelo y pagar 2,60 € por 75 centilitros de agua. Y luego dicen que está cara la gasolina.

Encontramos un momento para echar un vistazo al avión que nos va a llevar a Italia, para ver si conseguimos perderle un poco el miedo, y ser conscientes de que todo se ciñe a leyes de la física, por difícil que parezca que semejante montón de hierros se pueda levantar del suelo.




El vuelo va a resultar bastante tranquilo también, salvo por las ganas enormes de hablar (incluso a un volumen más alto de lo normal) que muestran nuestros chicos. Algunos pensarán que son los nervios, pero los que les conocen creen que no, que es su estado más habitual. Alguno se entretiene haciendo fotos durante el vuelo, cruzando nuestras montañas nevadas, ver llegar la línea de costa que nos dice que ya dejamos nuestro país, y la siguiente tierra que veamos ya será italiana. Alitalia, la compañía con la que volamos, todavía tiene el detalle de agasajarnos con un pequeño refrigerio durante el vuelo, y damos buena cuenta de ello, que no se sabe la hora a la que vamos a volver a comer. Llegamos con un ligero adelanto, y todavía tenemos la oportunidad de bajar las escalerillas del avión y caminar hasta la lanzadera que nos lleve a buscar nuestras maletas, dejándonos imágenes con sabor añejo.










Tenemos unos 15 minutos hasta que lleguen nuestras maletas, así que es un buen momento para recordar el sabor de nuestras familias, y liquidar los bocadillos que nos han preparado para comer hoy sobre la marcha. A la hora indicada las maletas salen, bien, sin daños excesivos, con algunos rozones y algún candado roto que pondrá a prueba nuestras habilidades. Ya es el segundo que conseguimos abrir. Nos espera el personal de Travelplan para llevarnos hasta nuestro hotel, un viejo conocido el Cristoforo Colombo de no muy buen recuerdo por culpa de algunos huéspedes que nos ayudaron a recordar nociones básicas de inglés. Pero todo cambia, y Paula, la que volverá a ser nuestra guía durante este viaje, ya se ha ocupado de que estemos todos en el mismo ala del hotel, y que solo nos encontremos con el resto de gente que formará el grupo en el que vamos incrustados. Qué suerte contar con alguien como ella, capaz de adelantarse a las situaciones y resolverlas antes de que lleguen a ser problemas. Y siempre con una sonrisa. Un encanto.
Apenas un momento para refrescarnos la cara y comprobar que las habitaciones están bien, y nos lanzamos al transporte público romano: cuatro paradas de autobús y siete paradas de la línea roja del metro y se presenta ante nuestras miradas el Circo Massimo, que arranca el primer "ohhh" de admiración en nuestro grupo. Ya han terminado los trabajos de restauración de las carceres originarias, y podemos verlas sin ningún tipo de vallado o andamiaje. Impresiona situarse sobre la spina y calcular la distancia tan grande a recorrer, lo ceñido de las curvas a trazar y la enorme capacidad de su graderío.








Seguimos con el pasado clásico de Roma, y nos dirigimos hacia el que es quizá el edificio más destacado, importante e imponente de toda Roma: el anfiteatro Flavio; el Coliseo. Hoy solo por fuera, ya le rendiremos la visita que se merece. Nos quedamos en él un buen rato, disfrutando de su remozado aspecto, ya sin andamios. Los ya veteranos en estas cuestiones no tienen claro si alguna vez lo han visto así, sin estorbos para la vista, tan necesarios para su cuidado.
El arco de Constantino pasa casi desapercibido para ellos, ante la majestuosidad de su vecino.











La noche va cayendo sobre Roma, y se nota que estamos mucho más al este, ya que apenas son las seis de la tarde. Esto hace que las fotos con los foros de Trajano y de Julio César tengan una tonalidad que realza mucho más su belleza iluminada ya artificialmente. No tenemos prisa, y vamos cruzando de una acera a la otra, de Trajano a Julio César, y otra vez al hispano para llegar hasta la columna Trajana, que narra la conquista de la Dacia para todos aquellos que no tienen acceso a la lectura, a modo de viñetas que rodean en espiral todo el fuste de la columna. Otro buen rato que nos quedamos frente a ella, admirándola.























Y sin casi pensarlo, abandonamos por un tiempo el legado clásico de Roma para observar el monumento a la unificación de Italia, una mole capaz de ocultar los foros y hasta al propio Coliseo, lo que hace que no sea muy apreciado por los habitantes de Roma, aunque arquitectónicamente sea algo digno de contemplar.




Bajamos por la via del Corso, para enseguida girar hacia la izquierda, buscando la piazza de Minerva, donde se encuentra otro de los símbolos de Roma: el Panteón de Agripa. Ya es tarde y está cerrado a las visitas, por lo que nos emplazamos a otro momento en este viaje para poder apreciar el enorme trabajo de ingeniería realizado por los romanos, quienes consiguen aligerar el peso de su cúpula lo suficiente como para que no se desplomase sobre sus cabezas. Y el Óculo, abierto siempre.






Dirigimos nuestros pasos hacia la piazza Navona, donde fijaremos nuestro punto de encuentro tras un tiempo prudencial para la cena, junto a la fuente de los Ríos, con la broma pesadísima que gastó Bernini a Borromini. El cansancio ya va haciendo mella, y esta plaza se escapa a nuestro objetivo, por lo que tendremos que imaginarla cuando este viaje se convierta en recuerdos.

Y convertiremos la cena en un simple aperitivo del auténtico plato fuerte de la noche: la fontana de Trevi. Perfecta, limpísima, cumbre.Y aquí también nos tomamos nuestro tiempo para admirarla y plasmarla en nuestras fotos desde mil perspectivas distintas y con todos los acompañantes posibles.









Y caminamos de nuevo hacia piazza Venezia, para tomar el transporte que nos lleve derechos a la cama, que nos lo hemos merecido, pero a alguien se le ocurre que, estando al lado, no podemos dejar de ver la escalinata que da acceso a la colina del Capitolio, diseñada por el propio Miguel Ángel Buonarrotti, flanqueada por las estatuas de los Dióscuros, Cástor y Pólux; y la réplica de la loba capitolina, clave en la fundación mítica de la ciudad allá por el 753 a.C.; y la vista que permite la colina sobre el foro de Julio César, y el arco de Septimio Severo; y los restos del templo de Marte y de Venus Genetrix, antepasado directo del propio Julio. Y el teatro de Marcelo, primer teatro construido para su permanencia estable en el tiempo frente a los tablados de madera que se instalaban previamente.








Y el autobús que no llega, y el tiempo que se echa encima, y la decisión de volver hasta el Coliseo para entrar en el metro que, tras ocho paradas nos deje en la estación de EURFermi, donde cogemos el autobús que nos deje en el hotel tras otras cuatro paradas. Más de las doce. Y mañana nos vamos a los Museos Vaticanos, y tenemos que estar en el autobús a las 07:30, así que desayunaremos a las 06:45, y nos levantaremos a las 06:15 como muy tarde. O sea, que nos queda muy poco tiempo para dormir, y el día de mañana se presenta también intenso.

Mañana os lo contaremos.

Un abrazo muy fuerte,

Mª Ángeles y Javier.

11 comentarios:

  1. ¡Qué grandes cicerones estáis hechos!Pasadlo todos muy bien!

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  2. Muchas gracias, Mª Ángeles y Javier, por el viaje y por el blog. En vez de descansar nos hacéis partícipes, y lo hacéis con un realismo que nos parece estar disfrutando de Roma nosotros mismos. Gracias por vuestro tiempo y vuestro cariño. Luisa y José Carlos.

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  3. Mª Ángeles y Javier, muchas gracias por vuestro trabajo. Seguiremos muy atentos vuestras peripecias por Italia. Disfrutad.

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  4. Madonna mía che lavoro avete fatto!!!
    Grazie mille per tutta l'informazione, mi sembra essere lí con voi.
    Questo soltanto una sera???
    Approfitate il tempo molto bene!!

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  5. Madonna mía che lavoro avete fatto!!!
    Grazie mille per tutta l'informazione, mi sembra essere lí con voi.
    Questo soltanto una sera???
    Approfitate il tempo molto bene!!

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  6. Qué bonito!!! las fotos, los comentarios y ver a nuestros chicos. Muchísimas gracias

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  7. Por cierto, lo habéis dejado caer, pero no nos habéis explicado la broma que supuestamente le gastó Bernini a Borromini en su fuente de la piazza Navona!

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  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  9. ¡Aprovechad al máximo este viaje, que sin duda se convertirá en irrepetible e inolvidable!¡Gracias por contarlo todo tan bien y con tantos detalles!
    Besitos para todos

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  10. Otro año más volvemos a viajar a Italia, aunque sea sin movernos de casa!!! Es un lujo poder contar con unas explicaciones tan detalladas y acompañadas de unas buenas imágenes, además de poder ver a nuestrs hijs disfrutando!!! Muchas Gracias!!!!

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  11. Como bien dice Asun este viaje será inolvidable.
    Disfrutad mucho chicos!!!

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