miércoles, 18 de febrero de 2015

Venecia, Día 3º

Muy buenas, familia;

Ha sido un buen día. Venecia es siempre un lugar muy especial, que tiene mucho que ofrecer al visitante, que difícilmente encontrará nada semejante en ningún lugar del mundo. Hay quizá ciudades que se parecen a otras; pero ninguna se parece a Venecia. Nada es como Venecia. Una cosa es tener canales por el trazado de la ciudad y otra es parecerte a Venecia. Como diría Santo Tomás de Aquino, podemos comprender a Dios por analogía con el ser humano y con el mundo; pero no se pueden comparar: sus naturalezas son distintas.

Y si el día que tienes que visitar Venecia es Martes de Carnaval, entonces ya es difícil hacer hasta analogías.

Vamos con ello.

Empieza el día pronto; mucho. A las 6:30 suena el despertador. Le tocó insistir, dos veces, como al cartero, que las horas y los pasos pesan y se acumulan. Y ya le hemos encontrado una grieta al Villa Fiorita. El desayuno es flojo. Así, sin medias tintas. Croissants, panecillos, mermelada, jamón cocido y queso. Para apuntarlo en el debe, en rojo y en grande. Con hambre no te quedas, pero echas de menos más variedad.

Y a las 8:00 estamos todos en el autobús, minuto arriba o abajo, camino del embarcadero que nos lleve a cruzar la Laguna. Menos mal que no es Caronte el barquero. El barco es cerrado, así que no hay fotos del momento de irnos acercando a la ciudad, que siempre es espectacular, ver despuntar los campanarios, distinguir los edificios a medida que te acercas. Manu, la guía local, nos espera para comenzar la visita guiada, y nos habla de la casa de Vivaldi y los motivos que le llevaron a tener que marcharse de allí, de las funciones del Dogo en la República veneciana, que es la única que sobrevive durante más de mil años… Y al final deriva, de manera lógica y natural, en la dejadez actual respecto al preocupante futuro del conjunto de islas que forman Venecia, acechadas por un nivel del mar creciente, un nivel de tierra que se hunde, y millones de euros destinados a diques de contención que desaparecen en forma de comisiones, cortando el tronco del árbol estando sentados en las ramas; excavando un cuarto canal y cavando su fin. Duele oírla. Menos mal que nuestra realidad no se parece en nada a la que nos presenta. Espero que se note la ironía.













Nos cuenta cómo en 1902 el campanile se viene abajo por completo, y en 1912 se reinaugura dov'era e com'era, donde estaba y como estaba desde el siglo XV. Y avanza lo que podemos encontrar en la basílica, construida y ornamentada con la cosecha de las cruzadas y la decoración de su fachada, con sus mosaicos y los caballos fruto del botín de guerra. Pero dejamos la visita para más adelante, pues una naciente fila amenaza con llevarse por delante el tiempo previsto para las explicaciones de la Torre de los Moros y su triple reloj, y las Procuradurías y el papel de Napoleón en su cerramiento. Y empezamos a hacernos una idea de lo que supone el martes de Carnaval. Venecia; en Carnaval.













Nos falta la visita a la fábrica de cristal de Murano. Paula, nuestra guía de Travelplan, se adelanta a los problemas y ha conseguido que durante la demostración del trabajo del cristal sea posible parpadear sin perdérsela, y el maestro sopla de manera eficaz una masa incandescente hasta formar un jarra para sorpresa de todos, con sutiles pellizcos con las pinzas, casi sin esfuerzo. Eso es lo grande, que parezca que no hay esfuerzo en ello. Y en menos de dos minutos aparece un caballo perfecto de otra bola ardiente de material, con sus crines y sus patas. Ya endurecido, todavía es capaz de hacer arder un papel; así a nadie se le ocurrirá intentar cogerlo.





Tras pasar por la tienda, donde admiramos los trabajos magníficos de estos artesanos, y que algunos aprovechan para llevarse recuerdos, nos despedimos de Paula y del resto del grupo para empaparnos de Venecia y tratar de llevarnos una idea aproximada de lo que supone esta ciudad. Vamos rápidos hacia el depósito de mochilas para poder acceder a la Basílica de San Marcos, pero la plaza está atestada de gente, y la fila que hay para entrar supera con creces toda la fachada de la Catedral. Miedo a pasarnos una hora en la fila y tener que modificar todo lo previsto. La fila se mueve relativamente ágil, y en unos 25 minutos estamos dentro, pero ya hemos desestimado la visita al Palacio Ducal, que también tiene una buena fila de entrada, ya que es una visita bastante más larga.
En el interior de la Basílica quedamos completamente extasiados. No es que haya mosaicos en el ábside o en la cúpula. Es que todo el techo está hecho así. De oro. Evidentemente, la impresión que causa es potente, y así es más difícil dar valor a los mosaicos que forman el irregular piso, por sí solos magníficos, pero que quedan empequeñecidos por lo que está sobre ellos. Lamentablemente, está totalmente prohibido hacer fotos, por lo que no tenemos ninguna; lo sentimos muchísimo. Os lo tendréis que imaginar. Si os parece que a continuación hay fotos del interior, sabed que es fruto de vuestra poderosa imaginación, porque nosotros hemos sido buenos, como no puede ser de otra manera.












Salimos pensando en cómo explicaros con palabras lo que sólo se puede entender viéndolo, y nos dirigimos hacia Puente Rialto, rindiendo visita a Mazzini, quien también se imaginó una Italia unida, sacando positivos para los más atentos en clase de Historia.

La riada de gente en Rialto es sensacional. Nunca lo hemos visto así. No hay manera de alcanzar el pretil del puente para contemplar el Gran Canal, y nos lleva varios minutos conseguirlo. Casi los mismos que nos lleva volver a bajar para huir de todo este hormiguero humano y buscar un rincón tranquilo para reconciliarnos con la especie humana. Vamos en busca de ese lugar ajeno al bullir de gente alrededor del Gran Canal y lo encontramos en la Scala Contarini del Bovolo. Apenas hay dos parejas allí. Una lástima que un rincón con tanto encanto sea tan desconocido para la mayoría, aunque quizá gracias a eso conserve ese encanto. Hay una malla blanca que cubre la verja y dificulta un poco su visión, pero casi ni nos damos cuenta. Nos tapa el jardín, que se está remodelando.







Y ya sólo nos queda cumplir con otra tradición, como es la de dar un paseo en góndola. Algo que hay que hacer, aunque el tráfico por el canal hoy sea abundante, y nos parezca que en ocasiones nuestra góndola va a ser engullida por alguno de los tronchettos del transporte público. Incluso tenemos ocasión de ver algo anecdótico: la lancha en servicio de emergencias de los bomberos de Venecia.
Los gondoleros muestran su pericia al adentrarse por los canales más estrechos, retorcidos, impulsándose sobre la pared, bien con el remo, frenando y virando su nave de manera magistral. Es algo que recordaremos siempre, esperando repetirlo dentro de un tiempo con alguien especial, si acaso no nos conformamos con nuestros compañeros de clase.







Y aquí termina nuestro programa en Venecia; tiempo para comer, callejear y perderse por donde es imposible perderse. Pero este año es especial, y nos pasamos buena parte de este tiempo libre en la Plaza de San Marcos, viendo el continuo ir y venir de personajes disfrazados, habitualmente en pareja, pero también individuales o de grupo. Nada que ver con lo que entendemos por Carnaval entre nosotros. Aquí es elegancia, estilo, calma.Gente que se viste exclusivamente para pasear y mostrar sus ropajes y máscaras a todo el mundo, que se detienen y posan ante todo aquel que le pida una foto. Con una dignidad y un hieratismo casi monárquico, en plena República de Venecia. Tan sólo la música que procede del escenario montado al fondo de las Procuradurías, donde se procede a un desfile. Pero nos quedamos con el no organizado, con el espontáneo, con la gente que lo vive y lo lleva en sus genes. Mostrarse al mundo y mostrar su poder, su porte y su clase. Todo un espectáculo. Pero tampoco faltan algunos que nos recuerdan a lo nuestro, disfraces de policías y ladrones, de leopardo, de cerditos infantiles. Son los menos. Esperamos que no se impongan.
















Un capuccino trata de aportarnos el calor que se pierde al esconderse el sol e imponerse la humedad  fría de los canales y la laguna, y desandamos nuestros pasos hacia el barco que nos lleve de vuelta al hotel, aprovechando la tenue luz del crepúsculo para despedirnos de Venecia y de su magia.








Ya en el hotel, damos buena cuenta de la cena, spaghetti con atún y filete de pescado en salsa realmente buenos, a pesar de que siempre hay paladares para todos los gustos, reacios a todo lo que no sean las figuras de la baraja. Y algo de fruta, que nunca viene mal. Frente a lo que uno pueda pensar, triunfa más esta última de lo que cabría esperar.

Y ya falta poco para que vuelva a sonar el despertador, a las 6:15 de la mañana. A las 7, desayunamos; y a las 8, todos en el autobús, que nos espera el Renacimiento, Miguel Ángel, los Medici, Leonardo da Vinci, David, Pitti, la Signoria, Ponte Vecchio, Santa Crocce, Dante, Orsanmichele… Cómo comprendemos a Stendhal. Pero antes de dormirnos, queremos desear un buen viaje a David y los muchachos que mañana van a tomar contacto con la nieve y el esquí desde el Colegio. Buen viaje, y que la experiencia merezca la pena.


Un abrazo,


Ana y Javier

8 comentarios:

  1. Ya decía yo que prometía .Fotos geniales y hoy Florencia que es una pasada disfrutad !!!!!!

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  2. Javier, muchas gracias por los fantásticos relatos de este blog y por las fotos que los acompañan. Es un trabajazo para ti, y un gustazo para nosotros, que lo leemos nada más despertar. Pasad un gran día en Florencia.

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  3. Gracias a esos dos profesores, Ana y Javier, por esas crónicas y fotos tan bonitas, que estamos deseando leer cada mañana. Gracias también por cuidar de nuestros muchachos. Seguir disfrutando del viaje

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  4. Como os lo paseís de bien. Nos poneís los dientes largos, con las ganas que tenemos algunas de visitar esos lugares extraordinarios.

    Seguir disfrutando de la experiencia, mientras nosotras seguimos trabajando para matener el Kiosko jajajajajajajajaja.

    Un besazo muy fuerte.

    Esperanza Y María

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  5. Que bien os lo estáis pasando y hacer memoria y pensar que hace a penas un años que los que estábamos allí éramos nosotros.
    Gracias a Javier y a Ana por hacer posible recordar cada día que vivimos allí con este trabajadísimo blog .
    Disfrutar del viaje porque es una experiencia única .
    un abrazo .

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  6. Disfrutad mucho. Me encanta levantarme y leer vuestra crónica por la mañana. Es tan completa que me parece estar viajando con vosotros.
    Muchisimas gracias a los dos profes.
    Un beso

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  7. Parece que fue ayer cuando estabamos nosotros en Venicia claro que esta vez sin sandwiches de agua y tierra , pero si con el gran carnaval que viven allí.
    A nosotros nos coincidio en Milan y algunos acabaron llenos de espuma con la que estaban celebrando los carnavales.
    Pasadlo muy bien y disfrutad mucho todos.
    Un abrazo muy grande y no dejes de escribir el blog por favor Javier :).

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  8. Parece que fue ayer cuando estabamos nosotros en Venicia claro que esta vez sin sandwiches de agua y tierra , pero si con el gran carnaval que viven allí.
    A nosotros nos coincidio en Milan y algunos acabaron llenos de espuma con la que estaban celebrando los carnavales.
    Pasadlo muy bien y disfrutad mucho todos.
    Un abrazo muy grande y no dejes de escribir el blog por favor Javier :).

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