miércoles, 6 de marzo de 2019

Roma, 3° Día

3° Día, Roma
Hoy el despertador sonó a las 7, una horita más en la cama que todos agradecimos enormemente. Con tanta energía nos levantamos, que ya desde mañana nuestros chicos nos echan en cara que ayer no contamos en el blog las anécdotas del día y es que tienen razón, pero es que tantas horas juntos dan para mucho y el tiempo para contároslo tampoco es tanto. A fin de cuentas a quién no le ha pasado nunca que se quita el auricular, único punto de unión con la guía, estando en una visita turística en el Vaticano para ponerse a hablar con quien tiene al lado y cuando se lo vuelve a poner ya ni hay visita, ni guía ni grupo, o quién no se queda dormida durante una visita, claro que cuando esa visita es en la Capilla Sixtina, esto tiene más delito. Otros duermen más a gusto en el autobús, tanto que entre palabra y palabra de nuestra guía se escuchan los ronquidos. Somos un grupo muy peculiar, tanto que si alguna se encuentra una lombriz en la carretera la coge y la lleva a la tierra, su hábitat. Así somos nosotros.

Esta mañana cogimos por última vez el metro que nos lleva hasta el Coliseum y los foros imperiales y recibimos la buena noticia de que estamos en la semana del museo y no se paga. La siguiente buena noticia es que nuestra guía nos dice un sitio donde sacar las entradas que muy poca gente conoce y efectivamente así es, esto nos hace evitar una fila de cientos de personas. Estar dentro del Coliseum es como estar dentro de un libro de historia, es indescriptible.




                                  













En el piso superior encontramos un pequeño museo con maquetas y láminas que nos cuentan otros usos que tuvo el Coliseum, incluso trozos del mármol con el que estuvo recubierto.






Seguimos haciendo fotos, alargando todo lo que podemos los minutos, en ese lugar en el que parece que el tiempo está parado en una época que no es nuestra, pero que ahora nos pertenece.








Salimos de allí y nos dirigimos al Arco de Constantino y Tito, ya en los foros imperiales donde nos venimos tan arriba que nos juramos amistad eterna en la ciudad eterna como muestra la última, del siguiente bloque de fotografías.










Nos vamos a comer prontito, a las 3.30 tenemos que estar en San Pietro in vincoli. Por el camino nos hacemos una foto con Julio César, Raquel nos recuerda que está en la otra acera porque no fue emperador.

Este año accedemos a San Pedro encadenado por un lugar nuevo que nos parece que tiene mucho encanto. Juzgad vosotros mismos. Allí vemos entre otras cosas el Moisés, fascinante escultura y empezamos a votar con cuál nos quedamos. Gana por goleada La Piedad ( quizá la expresión una noche como hoy, noche de Champions no es la más adecuada). También los chicos de ciencias tienen un recuerdo especial para Miguel Álvaro como bien sabemos que marca la tradición.








                             
Decidimos ir a Circo Máximo para estar un rato relajados, y nos permitimos 45 minutos de descanso.
Por el camino vemos la iglesia de San Giovanni e San Paolo y como ya es habitual en este viaje aprovechamos cualquier lugar para sentarnos o echarnos a descansar y es que estos días intensos empiezan a pasar factura.






De Circo Máximo al barrio judío que nos sorprende muy gratamente. Allí vemos la Gran sinagoga, el pórtico de Octavia y la fuente de las tortugas, además de dejarnos perder por esas calles tan peculiares.



















Terminamos el día en el Trastevere, visitando Santa María in Trastevere, donde algunos participamos en una oración por la paz y un momento de reflexión que no nos viene nada mal y cenamos todos juntos  en Carlomenta.


Nuestros pies se dirigen por última vez a la parada de metro de Circo Máximo que nos lleva a nuestro hotel.
Han pasado tres días desde que llegamos aquí y ya llevamos 75 km. caminados que dan cuenta de lo que hemos visto, vivido y sentido estos días. Nos despedimos de Roma, pero ninguno dice adiós sino hasta pronto.
Nosotros también nos despedimos por hoy.
Un abrazo,
Miguel Ángel y M.Ángeles

2 comentarios:

  1. ¡Qué envidia me da, familia!
    Habéis sacado prácticamente todo el jugo a una ciudad increíble como es Roma, y encima descubriendo nuevos sitios. Ya tenemos excusa para volver en otra ocasión.
    Me encanta la foto a los pies de Divus Iulius y, aunque no lo podáis ver, yo también uno mi corazón al vuestro.
    Un abrazo enorme, y otro muy fuerte para Mª Ángeles y Miguel Ángel, que lo están haciendo sensacional.

    ResponderEliminar
  2. Madre mía! Han sido unos dias intensos y bien aprovechados. Gracias por compartirlos con nosotros y por el esfuerzo tan grande que estáis haciendo.
    Un abrazo muy fuerte y a por la siguiente etapa

    ResponderEliminar